Slider

Un tesoro en tu tejado

1. BUSCADORES DE MICROMETEORITOS

Desde pequeño, siempre me llamaron la atención  los meteoritos. La idea de poder disponer en la Tierra, de objetos procedentes de las profundidades del Sistema Solar, me parecía fascinante. Es como poder viajar a otras partes del Universo sin moverse de casa. Llegar a lugares donde el ser humano es incapaz de alcanzar. Materiales que nos desvelan los secretos del Cosmos… su origen y evolución. Una pasada.

Recuerdo la primera vez que tuve uno entre mis manos. Fue una sensación especial poder tocar una roca extraterrestre, un objeto que ha surcado los confines el Sistema Solar  para terminar su largo viaje en la Tierra. Al fin y al cabo son pedacitos de la historia del Universo.

¿Por qué no tener uno en casa para mí? Me gustaba la idea. ¿Pero cómo conseguir uno? O lo compraba, o lo encontraba por mí mismo. La primera opción se planteaba como la más fácil, pero supuse que serían carísimos. Indagué un poco y resulta que no. Hoy en día se pueden adquirir muchos meteoritos en internet de forma económica y fiable a través de centros de prestigio, con su certificado de autenticidad y todo. Pero seamos sinceros, así la cosa pierde parte de la gracia y todo el romanticismo. Y entonces, ¿donde puñetas encuentro uno?

Resulta que los buscadores de meteoritos recurren a zonas del planeta muy uniformes, como desiertos con interminables dunas de arena o extensas llanuras heladas de zonas polares. Lugares, donde la presencia de estos meteoritos destaque mucho con el resto del entorno. Lugares, donde sea fácil distinguir un material extraterrestre y donde no se mezcle y pierda entre toneladas de material de nuestro planeta. Pero algo me decía, que cerca de mi pueblo no iba a dar con el lugar adecuado. Muy a mi pesar, la playa de al lado de casa no daba la talla. Incluso descubrí por internet, que organizaban viajes al Sahara para contemplar el cielo por las noches, dormir en haimas y buscar meteoritos por el día. Eso es un viaje y lo demás son tonterías, pero mi presupuesto no estaba para estos dispendios.

La idea de encontrar por mi cuenta material extraterrestre, y cerca de casa, me parecía algo improbable, por no decir imposible. Un material tan sumamente escaso y poco común, que sólo cae a la Tierra cada cierto tiempo. Pues imaginaros la cara que se me quedó cuando descubrí que aquello que creía tan extraordinario y poco corriente, resulta ser de lo más abundante. Cada año caen a la Tierra, del orden de 3800 toneladas de material extraterrestre. Resulta que vivimos rodeados de polvo interestelar. De hecho, cada día, respiras polvo de cometas, en tu tejado hay pequeños fragmentos de asteroides que pueden haber pertenecido al cinturón de Júpiter, y si no lavas muy bien la fruta, hasta puede que te hayas comido más de uno. Esta “invasión” que recibimos del espacio, lo hace en forma de diminutas partículas llamadas micrometeoritos y nos llega a todas horas y en todas las zonas del planeta. Gran parte de este material cae a los océanos y zonas despobladas, pero mucha cantidad de él, también lo hace en zonas urbanas…en tu jardín, en tu tejado o incluso sobre tu coche.

Este material que nos llega de fuera de la Tierra, procede de diferentes fuentes. Puede provenir de polvo interestelar, polvo de cometas, material desprendido por fuertes impactos de meteoritos en la Luna o en Marte, pequeños fragmentos de asteroides, etc.

Cuando un meteoroide penetra en nuestra atmósfera, atraído por nuestro campo gravitatorio, la atraviesa a velocidades increíbles. En muchos casos pueden alcanzar los 60.000 Km/h y cuando esto sucede el cuerpo se pone incandescente, llegando a alcanzar temperaturas de 2000ºC, debido al rozamiento con la atmósfera. El cuerpo se fragmenta y va liberando pequeñas partículas que se funden por la alta temperatura. Posteriormente, estas partículas se enfrían y terminan por caer al suelo. En este proceso de fusión  y enfriamiento el material adquiere una estructura típica cristalina y una forma redondeada. El resultado, son miles y miles de esférulas de pequeño tamaño y enorme belleza que caen sobre nuestras cabezas. Un dato curioso, es que todas ellas tienen un tamaño que está dentro de un rango muy estrecho, ya que todos estos micrometeoritos tienen un diámetro comprendido entre los 0.2  y los 1.2 mm. Por lo visto sólo sobreviven al proceso de fusión aquellas que cumplen unas determinadas cualidades.

Otros micrometeoritos tienen su origen en el polvo de cometas. En este caso, su tamaño es mucho menor ya que apenas cuentas con unas pocas micras de diámetro. Cuando un cometa se acerca al Sol, su temperatura aumenta enormemente y parte de su material sublima dejando tras de sí un enorme rastro de polvo. Cuando la Tierra órbita cerca de esa trayectoria, gran parte de este polvo penetra en nuestra atmósfera. Este material cometario, en muchas ocasiones provoca las conocidas lluvias de estrellas, pero gran parte de él puede permanecer en nuestra estratosfera durante días y días hasta que finalmente cae sobre la Tierra de una forma mucho más pacífica. Se cree que estas partículas tienen función de aerosol y actúan como pequeños núcleos de formación de gotas de agua, lo que provoca que cuando llueve, se arrastren grandes cantidades de material extraterrestre a la superficie de nuestro planeta.

A nivel científico, los micrometeoritos que provienen de polvo de cometas o polvo interestelar, resultan más interesantes, ya que al no sufrir un proceso de fusión, su estructura y propiedades permanecen inalteradas, por lo que nos pueden aportar mucha más información acerca de su origen y de la formación del Sistema Solar. Los micrometeoritos que proceden de Asteroides, sufren procesos de fusión que limitan un poco su utilidad científica, aunque los elementos que lo componen permanecen inalterados. Al ser mucho más grandes, es mucho más fácil localizarlos y además, por qué no decirlo, resultan ser mucho más bonitos.

Hasta hace unos años los científicos creían que no era factible la localización y estudio del material extraterrestre que caía en zonas urbanas. Su pequeño tamaño, su distribución uniforme y la gran cantidad de material terrestre, así como la presencia de sustancias artificiales, convertirían la tarea en una labor tan ardua que no merecería la pena tal esfuerzo. Pero algo ha sucedido en los últimos tiempos. Un enamorado de la astronomía, algo cabezota, ha conseguido que los científicos cambien de opinión. Se trata de Jon Larsen, un músico noruego que ha revolucionado la búsqueda de micrometeoritos en todo el mundo. Por una mera casualidad, mientras desayunaba en el jardín es su casa de Oslo, le llamó la atención una pequeña partícula brillante que yacía sobre la mesa. Resultó ser un micrometeorito, y aquello, le llevaría a lanzarse a una preciosa aventura como la que al final ha resultado ser el proyecto Star Dust. Con la colaboración de ciudadanos de más de 50 países, ha logrado encontrar, autentificar, fotografiar y catalogar cientos de micrometeoritos de espectacular belleza. ¿Que donde los han encontrado? Pues tan simple como buscar en el tejado. Al final, resulta que tenemos un tesoro en nuestros tejados, al que no prestamos la menor atención.

Pero, entonces ¿Podríamos nosotros encontrar nuestros propios micrometeoritos? Pues claro que sí. Venga, pues no se hable más y vamos a ello. Conviértete en un auténtico caza micrometeoritos.

2. ¿DÓNDE BUSCARLOS?

Lo primero que tenemos que decidir es donde los vamos a buscar. Las dos mejores opciones son las siguientes: en el canalón que recoge el agua de lluvia de tu tejado, o en la calle después de una lluvia torrencial. Las dos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Si los buscamos en la calle, después de una lluvia torrencial, en una zona donde se haya acumulado la tierra, estaremos concentrando el material que proviene de un área de terreno muy extenso, con lo que aumentaremos la posibilidad de que en esa muestra, haya mayor cantidad de serios candidatos a ser micrometeoritos. Por ende, también estaremos aumentando la posibilidad de presencia de materiales terrestres, artificiales e industriales provenientes de las carreteras, que pueden ser difíciles de distinguir de los verdaderos micrometeoritos. 

 

 

 

 

 

 

La segunda opción sería buscarlos en los canalones del tejado. De este modo, el área de muestreo resulta mucho más reducida y las muestras serán menos abundantes, pero como ventaja, tenemos que la posibilidad de encontrar interferencias y materiales extraños es mucho menor. Además, si tiempo atrás hemos limpiado el canalón con agua a presión, minimizaremos tal presencia. Sólo en el caso de que no tengas acceso al canalón o que sea peligroso su acceso, puedes recurrir a poner un recipiente en el desagüe al suelo, pero de este modo tendrás una cantidad de muestra muy reducida. Si puedes obtener todo el material que haya en el canalón mucho mejor. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3. EL MUESTREO

La recogida de las muestras es algo muy sencillo. En el caso del canalón, podemos ayudarnos de una cuchara para recoger la tierrecilla que en él encontremos. Podemos descartar las piedrecillas más gruesas ya que tienes que tener en cuenta que buscamos partículas del orden de un milímetro o menos. Cualquier recipiente que tengas por casa te puede servir para guardar la muestra.

En el caso de que prefiramos coger las muestras de la calle, seleccionaremos una zona en donde la tierra se suela acumular cuando llueve de forma torrencial. Las zonas en curva o un poco en hondo, suelen ser las mejores. Un día después de llover, cuando el terreno se haya secado un poco, puede ser el mejor momento para recoger tu muestra. Para empezar, con 100 o 200 gramos puede ser más que suficiente. Intenta no coger partículas muy gruesas ni demasiado pequeñas. Evita la grava y la arenilla excesivamente fina.

Una vez que ya tenemos nuestra muestra, la podemos poner a secar al sol, o si no quieres esperar, puedes recurrir al microondas. Ten la precaución de meter otro recipiente con un poco de agua en el microondas para no dañarlo.

4. LA CRIBA. ¡A BUSCARLOS SE HA DICHO!

Como si de auténticos buscadores de oro se tratase, nos disponemos a encontrar nuestros preciados micrometeoritos entre una inmensa cantidad de vulgar material terrestre.

Para ello, tendrás que hacerte con material de alta tecnología…o sea que ve buscando un plato hondo de color blanco, una cucharilla de café, un pincel pequeño y un imán.

Tenemos que tener en cuenta, que podemos encontrarnos con micrometeoritos de diferente naturaleza, aunque principalmente los podemos dividir en metálicos y no metálicos. Para intentar encontrar los metálicos (que suelen ser ricos en hierro y níquel), nos podemos ayudar de su capacidad ferromagnética e intentar atraerlos con un imán, mientras que los no metálicos o cristalinos los separaremos gracias a su forma esférica y su gran capacidad para rodar.

Coloca una pequeña cantidad de la muestra en el centro del plato. Con 4 o 5 cucharadas será suficiente. Extiende la muestra con el pincel y pasa un imán por toda la superficie para extraer todas las partículas que se vean atraídas y ve separándolas a un recipiente limpio. Puedes usar cualquier imán, pero yo te recomendaría uno pequeño de neodimio, por su gran potencia y superficie lisa. Una vez que ya las hayas separado, guárdalas para observarlas más tarde.

Ahora, vamos a por los micrometeoritos no metálicos en la misma muestra. Con ayuda del pincel, situamos toda la muestra en el extremo superior del plato. Inclinamos el plato unos 30 grados y damos pequeños golpecitos con las uñas por debajo del plato. Al mismo tiempo podemos ir extendiendo un poquito la muestra con el pincel, pero siempre manteniéndola en la parte superior. Como los micrometeoritos son tan esféricos, su tendencia a rodar es muchísimo mayor que el resto de la muestra, y con suerte los verás rodar por la curvatura del plato hacia la parte inferior donde se irán acumulando. 

                      

                   

Es un proceso que requiere paciencia, pero que es muy sencillo y que se verá gratamente recompensado cuando veas rodar tu primer micrometeorito. Son fáciles de reconocer porque ruedan con una gran agilidad. Ya verás cómo te sorprende. Puedes ir quitando la muestra ya estriada y añadiendo nueva. Cuantas más veces repitas el proceso, mayor será la posibilidad de obtener candidatos a micrometeorito.

Por mucho cuidado que lleves, algunas piedrecillas de la muestra caerán también a la parte inferior del plato, por lo que te tocará llevar el material de la parte inferior del plato a otro plato para ir purificándolo. Cuantas más veces repitas el proceso mejor. Este es el resultado obtenido después de tratar una gran cantidad de muestra recogida por Manolo Rodríguez en El Pedroso (Sevilla).

Las fotografías las tomé de una forma bastante rudimentaria con una cámara réflex y un teleobjetivo de 300 mm en modo macro. Vistas así, parecen enormes, pero no nos olvidemos que estamos hablando de partículas entorno al milímetro de diámetro. Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí tenéis.

Muchos de estos micrometeoritos en el proceso de fusión pueden asociarse formando estructuras dobles o triples. Fijaros bien porque tenéis un ejemplo en el centímetro 7.3.

Aquí lo podéis ver mejor.

Como hemos comentado antes, cuando tomamos muestras en canalones del tejado, las muestras son menos ricas, pero tenemos menos posibilidades de tener interferencias y falsos positivos, lo que es una gran ventaja. Aquí tenéis una muestra obtenida en mi tejado de San Javier (Murcia), donde podéis observar tres tipos diferentes de micrometeoritos.

Hasta aquí, todo parece súper fácil. Pero… no nos podemos emocionar del todo. Encontrar micrometeoritos puede ser sencillo pero no tanto como nos estamos imaginando. Todo el material que hemos rescatado lo tenemos que considerar como muy buenos candidatos a ser micrometeoritos, pero no podemos dar por hecho que lo sean de una forma tajante. Si nos gusta la ciencia, tenemos que ser rigurosos y para estar seguros de su naturaleza extraterrestre la única forma es analizarlos en el laboratorio con las técnicas adecuadas.

Pues la hemos liado… ni que yo tuviera un laboratorio a mi disposición. Pues la cosa es que aunque te parezca raro, así es. Para eso está el proyecto Star Dust. Les podemos enviar nuestras muestras y estarán encantados de analizarlas con las técnicas más avanzadas para descubrir si se tratan de verdaderos micrometeoritos. Además, participar en este tipo de estudios de colaboración es enriquecedor y satisfactorio.

¿Y cómo es posible que este tipo de esferas tan perfectas, que tienen toda la pinta de provenir de un proceso de fusión no sean micrometeoritos?

Pues existen varias posibilidades. Una muy interesante y otra muy, pero que muy decepcionante.

La primera opción, es que en lugar de micrometeoritos se trate de microtectitas. Pero, ¿y qué son las microtectitas?

Cuando un gran meteorito choca contra la superficie de la Tierra, las rocas terrestres presentes en la zona del impacto, se ven sometidas a unas condiciones tan brutales de presión y temperatura, que se fragmentan y se funden con el material del asteroide,  pudiendo ser dispersadas a grandes distancias. Este polvo de micropartículas, adquiere estructura cristalina con forma esférica de tamaños muy semejantes a los micrometeoritos, y pueden ser dispersados a zonas muy lejanas a lo largo del planeta. Los estudios colaborativos que se están realizando con la ayuda de cientos de aficionados a la astronomía de decenas de países, están ofreciendo datos muy interesantes. Estudiando la edad de estas microtectitas en diferentes zonas del planeta, se han podido correlacionar de tal forma, que pueden ser asociadas a fenómenos de impacto de grandes cráteres conocidos. De forma que si mandas las tuyas al proyecto Star Dust, es posible que termines conociendo el cráter en concreto en el que se formaron. No será material extraterrestre tan puro como el de los micrometeoritos, pero no me negarás que resultan de lo más interesantes.

La segunda opción ya te adelantaba que es muy decepcionante y que venía a aguarnos la fiesta. Resulta que a la pintura que se usa en las líneas de las carreteras se le añaden micro esferas de vidrio para mejorar su visibilidad y agarre. Con la terrible casualidad de que su diámetro es del mismo orden. Por lo que es posible, que parte de los supuestos micrometeoritos que hemos aislado en nuestra muestra de la calle, sean realmente productos industriales. Y esta es la razón por la que es tan importante analizar nuestras muestras unas vez obtenidas.

Cómo ya te habrás dado cuenta, si las muestras las has cogido de tu tejado este problema desaparece y los posibles falsos positivos disminuyen.

    

5. MÉTODOS DE ANÁLISIS

Aunque es indispensable realizar los análisis pertinentes para determinar que nuestras muestras son verdaderamente material extraterrestre, en la mayoría de los casos hay algunos factores en los que nos podemos fijar para estar casi seguros de la autenticidad de nuestras muestras. En el caso de las muestras metálicas, si encuentras una esfera casi perfecta con muestras de fusión y costra externa, si esta es atraída por el imán las posibilidades de que sea un micrometeorito son altas. En el caso de las muestras cristalinas de apariencia transparente, si esta no es perfectamente esférica, sino que presenta pequeñas deformaciones, o si está pegada a otras formando estructuras dobles o triples, la probabilidad de que no sean falsos positivos aumenta.

De todos modos como ya he comentado, el análisis en el laboratorio es indispensable, y más aún si nos lo ponen tan fácil como los amigos del proyecto Star Dust. En España puedes ponerte en contacto con la asociación astronómica de Ibiza o con el Museo Canario de Meteoritos, los cuales participan en el proyecto. En concreto, nuestras muestras han sido analizadas en el Museo de Canarias.

6. ANÁLISIS DE LA COMPOSICIÓN

Los micrometeoritos metálicos son ricos en hierro y níquel. La presencia de níquel es determinante en la autentificación ya que es un metal con apenas presencia en nuestra corteza terrestre. En el proceso de formación de la Tierra, el níquel se distribuyó hacia zonas internas no siendo usual su presencia en la corteza. Por el contrario en los asteroides, principalmente por el pequeño tamaño de los mismos, el níquel no sufre esta distribución y se encuentra en todos los fragmentos del mismo.

La composición de los micrometeoritos cristalinos es mayoritariamente de óxido de silicio (60-75%), óxido de aluminio (5-10%), óxido de hierro (7%), y óxidos de calcio y magnesio (3%). Aunque estos porcentajes pueden variar se mueven sobre esos rangos.

Otro factor determinante en el estudio de los micrometeoritos procedentes de asteroides, es la presencia anómala de iridio en su composición.  Imagino que recordareis la importancia de este elemento y su presencia en la Línea K/T, correspondiente a los estratos datados con 65 millones de años y que se asocian al impacto del gran asteroide que acabó con los dinosaurios.

Si analizamos las esferas de vidrio industriales a las que nos referíamos anteriormente, encontraremos que también tienen altas cantidades de óxido de silicio en su composición, pero con la diferencia de que su estructura es amorfa, mientras que la de los micrometeoritos es cristalina. La mejor forma de salir de dudas es realizar un estudio con luz polarizada.

7. ESTUDIO CON LUZ POLARIZADA BAJO NICOLES PARALELOS Y CRUZADOS

Si sometemos a un micrometeorito a luz polarizada bajo nicoles cruzados a través de un microscopio, obtendremos una presencia de color de interferencia amarillenta, señal clara de su estructura cristalina. Este fenómeno no se produce al analizar materiales de vidrio amorfos de fabricación artificial.

La mayoría de los micrometeoritos poseen estructuras cristalinas de clinopiroxeno, pero también pueden presentar olivinos o plagioclasas.

8. INFORME DE RESULTADOS

Una vez terminados los análisis y obtenido las conclusiones pertinentes, los colaboradores del proyecto hacen partícipes a todos sus colaboradores de los resultados obtenidos. Resulta muy gratificante saber que has sido capaz de encontrar material extraterrestre por ti mismo y que además tu colaboración podría ser útil en el estudio de la formación y composición del Sistema Solar, así como en el estudio de los grandes impactos de asteroides que se han producido a lo largo de la historia.

En las imágenes de las muestras que habéis visto en páginas anteriores, no sólo teníamos micrometeoritos, sino que se encontró presencia de microtectitas con edades cercanas a los 36 millones de años que han podido ser asociadas al cráter de impacto de Popigai (Siberia), que fue provocado por el impacto de un asteroide de 8 Km de diámetro, que chocó a una velocidad de 20 Km/s contra la Tierra, provocando un cráter de 100 Km de diámetro.

Espero que hayas disfrutado de un buen rato conociendo un poco mejor los micrometeoritos y que te hayan entrado ganas de convertirte en un verdadero buscador de estos trocitos de la historia del Universo. Te recomiendo fervientemente  la experiencia. Yo la he disfrutado mucho, algo que le tengo que agradecer a mi gran amigo Manolo Rodríguez, que fue el culpable de que me picara el gusanillo de los micrometeoritos.  La próxima vez que pases la escoba por el patio, recuerda que seguramente estarás barriendo polvo de estrellas.

(Versión PDF): Juan Luis Cánovas. Un tesoro en tu tejado

Deja un comentario